Hace algunas semanas empecé a realizar un ejercicio interno. Este ejercicio consta de hacerme tres preguntas antes de irme a dormir: ¿qué hice bien?, ¿qué tengo que seguir haciendo? y ¿qué tengo que dejar de hacer?. Después de ver el impacto que tuvo en mi día a día, decidí hacerme estas mismas preguntas a final del mes. Me puse a analizar esta nueva energía que siento dentro de mi. De todo lo que empezó a fluir a mi alrededor. Así como de todas las personas que empecé a atraer.
Entonces, ¿qué hice bien? Evolucionar. Todos lo hacemos a diario. En nuestro crecimiento constante inconscientemente vamos evolucionando. En base a nuestras nuevas experiencias vamos generando un cambio interno. Un cambio que nos abre nuevos mundos, nos trae nueva gente y poco a poco va desapareciendo todo lo que ya no vibra igual a nosotros. Nos volvemos un imán de cosas que nos hacen felices, de personas que quieren florecer, de sinceridad, amor y bondad.
¿Y qué tengo que seguir haciendo? Seguir buscando mi crecimiento, porque considero que no hay un límite. Todos los días podemos aprender algo nuevo que nos va a permitir cambiar nuestro pensamiento. También todos los días podemos rodearnos de personas que nos van a demostrar los distintos mundos que podemos conocer. No es necesario tener que irse al otro lado del planeta para hacer esto. Estos mundos se guardan en cada cabeza de las personas que ahora están a nuestro alrededor.
Por último, ¿qué tengo que dejar de hacer? Pensar que el no avanzar es un fracaso. Creer que por el estar trabajando en uno mismo no habrá días malos. Si los habrá y pueden llegar a ser horribles. Habrá días en los que nada saldrá bien. Esos días jamás van a quitar todo el progreso que uno lleva o todo el viaje que queda por recorrer. Hay que experimentar estos días y pensar mínimo en cinco cosas buenas que sucedieron, porque hay que tener por seguro que habrá. Porque te romperás pero también sanarás.
Dejemos que todo lo que llegue sea mejor. Porque todo fluirá de la manera más conveniente para nuestra evolución. El Universo nos dirá que sí el día que estemos listos y con los brazos abiertos. Tenemos que aceptar el final de algo, para poder comenzar algo nuevo. Aceptar que el sol volverá a salir y tendremos una nueva oportunidad. Que sin proceso no hay transformación.
Comments